
Rebeldes… ¿y qué?
Le dices “ponte la chaqueta hijo, está haciendo mucho frío”…Y te responde: prefiero congelarme antes que obedecerte. ¿Te resulta familiar? No te preocupes. Tu hijo no está fallando. Está creciendo.
La rebeldía en la adolescencia no es un error del sistema. Es parte del manual de fábrica. Durante esta etapa, buscan su identidad, cuestionan tus reglas y prueban hasta dónde pueden llegar. Aunque cueste… es sano.
¿Por qué no debes asustarte con la rebeldía?
- Porque significa que están pensando por sí mismos.
- Porque desarrollar su criterio requiere disentir.
- Porque marcar distancia es parte de volverse adultos.
Consejos para no perder la cabeza (ni el vínculo)
- No lo tomes personal: No actúa en tu contra, lo hace a favor de su propia independencia.
- Establece límites firmes pero flexibles: Que sienta que lo contienes, no que lo tienes preso.
- Evita la lucha de poder: Respira profundo, espera un momento y luego conversa en calma.
- Sigue estando cerca, incluso si se aleja: A veces necesitan espacio, pero sintiendo que sigues ahí.
Tu hijo no necesita que lo corrijas a cada rato. Necesita que lo acompañes mientras aprende quién es. La rebeldía no es el enemigo… es el camino. Y si lo recorren juntos, saldrán más fuertes.
¿Estás atravesando esta etapa con tus hijos? Cuéntanos cómo lo vives. Y no olvides seguir a ViviR por la infancia para más herramientas llenas de empatía, comprensión y mucha paciencia.